
Cuando me propusieron visitar Cerdeña lo primero que pensé es que se me había perdido a mí en una isla en medio del Mediterráneo.
Por eso y como no me gusta viajar sin saber donde voy me informé de que era lo que Cerdeña me podía ofrecer.
Las imágenes de maravillosas playas bañadas por el más azul de los mares llegaron a mis ojos como un remanso de calma quietud sosiego y descanso que ya me atraparon, era justo lo que necesitaba para hacer un paréntesis en mi ajetreada vida.
Pero irme tan lejos para quedarme en una playa me parecía que era una experiencia muy pobre, por lo que seguí investigando acerca de lo que Cerdeña podía ofrecerme. Y claro los paisajes que rodean esas playas son espectaculares llenos de luz y color gracias al magnífico clima del que disfruta esta isla.
Aquí no hay grandes ciudades, pero las calles de Alghero o Cagliari te permiten hacer un viaje
En el tiempo para descubrir la historia más antigua y si de eso se trata Cerdeña tiene centros arqueológicos de primer orden, pues por aquí han pasado Fenicios y Romanos para conquistar a los Nuragos habitantes más antiguos de esta zona y que nos han dejado la aldea nurágica de Barumini. Además los paseos por rutas naturales nos ayudarán a encontrar lugares como el Valle de la Luna.
La gastronomía sarda también llamó mi atención pues no solo tienen los platos italianos más típicos, sino que además ofrecen unas especialidades de la zona llenas de sabor y colorido, con toda la esencia de la cocina mediterránea.
En fin que añadiendo a todo esto una oferta hotelera de lo más variado, para familias, parejas o grupos de amígos, ya no tenía más excusas para no preparar un maravilloso viaje a esta isla, por lo que formé mi grupo de amigos y organizamos nuestro viaje gracias a Sendas que nos llevó a este paraíso en medio del Mediterráneo.
Magnífico artículo, después de leeros me han entrado muchas ganas de visitar el lugar. Muchas gracias